LO QUE SE CUECE
LO QUE SE CUECE
Cocinar en grupo permite que los empleados de una organización estrechen lazos de forma relajada. E invitarles a preparar un plato en el que todos deben aportar les ayuda a construir un espíritu de equipo saludable.
A decir verdad, lo que nos empujó a meter entre fogones las formaciones en comunicación fue la necesidad de ofrecer un entrenamiento novedoso. ¿Recordáis la moda del paintball? Rompió los esquemas que se conocían hasta ese momento. Se trataba de colocar a empleados y a jefes en un campo, a kilómetros de la ciudad, y armarles con pistolas de pintura. Funciona para liberar estrés de inmediato, es cierto, pero -pasada la novedad- a algunos se les queda corto.
En actividades al aire libre como ésa, el formador tiene un ámbito de acción muy limitado. Prácticamente, les ofrece unas indicaciones al principio y recoge conclusiones al final. Por eso buscamos otra cosa. Optamos por actividades fuera de la oficina -aunque no necesariamente al aire libre- que generasen un ambiente distendido donde los formadores controlásemos las dinámicas de grupo. Y, voilà, apareció la cocina.
Comunicarse entre fogones
Cocinar en grupo es una de las formas más efectivas de generar un espíritu de equipo basándose en la comunicación y en la colaboración. Lo ideal es invitar a una misma sesión a miembros de varios departamentos y mezclarlos. Después, hay un amplio abanico de actividades entre fogones: ponerles al servicio de un gran chef, descubrirles platos con sabores extraños al paladar que deben identificar, invitarles a adivinar platos que son trampantojos, darles una receta que deben llevar al fogón y emplatar a la perfección o invitarles a transformar un plato tradicional para que ofrezca un nuevo sabor…
¿Qué aprenden? Ante todo, a comunicarse: proponer ideas, defenderlas, debatirlas y rebatirlas, intercambiar impresiones, experimentar sistemas de toma de decisiones colaborativos, presentar el producto que han elaborado… Además, en la cocina, la cadena de mando se anula; de modo que el jefe del departamento no tiene asignado necesariamente un rol de mando.
Aunque, si tuviese que decidir qué es lo más interesante de esta formación, sin duda, sería lo bien que se lo pasan. Y que es un momento compartido, muchas veces, con compañeros que fuera de la oficina resultan extraños. En un par de horas, descubren o redescubren la pasión por la cocina, vuelven a conectar con sabores que identifican con una emoción, pierden el temor a ser más creativos… Cocinar les permite ser más ellos mismos para entablar una mejor comunicación con los demás. Lo de menos es el resultado del plato. Aunque tengo que reconocer que suelen estar ricos.